
Cuando hablamos de emprendimiento podemos abarcar muchos factores que debemos tener en cuenta al plantearnos por dónde empezar. Por eso, vamos a enumerar varios pasos esenciales:
- Define tu trayectoria y tus especialidades
De nada sirve ir dando palos de ciego cuando hemos terminado nuestros estudios y no sabemos hacia dónde tirar. Estudia tu situación y decide si quieres trabajar por cuenta ajena o como profesional independiente. Parece una tontería, pero conocer qué es lo que quieres o qué es lo más te conviene puede ahorrarte mucho tiempo.
Si ya hemos decidido esto, piensa en qué ámbitos te gustaría trabajar (¿eres más de traducción jurídica o se te da mejor y te gusta la biosanitaria? ¿Prefieres el ámbito académico o quieres trabajar en esa agencia? Dependiendo de tus gustos podrás definir mejor a qué especialidades dirigirte y, con dirigirte, no referimos a estudiar y ampliar tus conocimientos sobre este campo o para enfocar tu búsqueda de mercado. ¡Haz una lista para tenerlo presente!
2. Prepara toda la artillería: la «documentación»
Antes de enviar correos por diestro y siniestro, es muy importante que tengas todos los documentos que suelen pedir para contactar con tus clientes/empleadores. Estos documentos suelen ser el CV (si no sabes muy bien cómo hacerlo, aquí puedes averiguarlo), un portfolio donde se especifique detalladamente todo el trabajo que has hecho hasta el momento y una carta de presentación (no lo piden en todos sitios, pero está bien tenerla por si es el caso).
3. Base de datos: la mejor aliada
¿Seguro que puedes acordarte de todas las empresas con las que te has puesto en contacto? ¡Imposible! Nadie puede acordarse de tantas empresas, datos y teléfonos. Por eso, qué mejor forma de acordarse que recopilando todo en una base de datos. ¡Que no cunda el pánico! Puedes hacerla directamente en una hoja de Excel, así será práctica y útil (que de eso se trata). Allí tendrás un registro exhaustivo de tus posibles clientes, las empresas con las que has contactado, si te han respondido o no, la fecha de la última vez que te pusiste en contacto con ellos, etc. Todo a tu gusto y adaptado a tus necesidades, ¿suena bien, verdad?
4. Asociarse para estar en comunidad
Se dice por ahí que la profesión de la traducción es algo solitaria (que desde aquí lo desmitificamos), pero si perteneces a una asociación vas a tener más compañeros/as que están en la misma situación que tú. Formar parte de una asociación te permite conocer más aspectos de la profesión, te ayudan con temas fiscales e incluso hay listas de distribución. Dependiendo del sector de la traducción al que te dediques te puedes asociar a una o a otra. ¿Las principales? En España tenemos a Asetrad, ATRAE, ACE Traductores y UniCo. Hay muchas más, pero de esto ya hablaremos en otra ocasión.
5. Fiscalidad
Emprender significa invertir y conocer muy bien los números para que no perder dinero; por eso, te recomendamos que estés al tanto de cuáles son las vías fiscales por las que debes tirar para trabajar legalmente. Evidentemente, si trabajas por cuenta ajena no tienes por qué preocuparte tanto, ya que la agencia o empresa para la que trabajas se encarga por ti, pero, si por el contrario, eres profesional independiente tendrás que gestionarlo todo tú. Si no te atreves porque los números no son lo tuyo, te recomendamos que delegues en la figura de un gestor/a financiero/a para llevar todo el papeleo con Hacienda y la Seguridad Social, así como con las declaraciones de la renta y las trimestrales. Nada mejor que tener una asesoría con un profesional para que nos guíe en nuestro camino como profesionales.
¿Mucha información de golpe, no? Tranquilidad. Emprender es un camino lleno de baches, pero también de aprendizajes y superación. Todo lleva su tiempo, pero estamos seguros de que lo conseguirás. ¡Mucho ánimo y esperamos que te haya servido esta información!
¡Hasta la próxima entrada!